Atención: Estas son las zonas del país que están en riesgo de inundación por el fenómeno de La Niña
Colombia, un país bendecido con una diversidad geográfica y climática única, se enfrenta constantemente a los desafíos que plantean los fenómenos naturales, como el fenómeno de La Niña. Este patrón climático, caracterizado por un aumento significativo de las precipitaciones, ha generado preocupación en las autoridades y la población, ya que las inundaciones pueden tener un impacto devastador en las comunidades y la infraestructura del país.
A continuación exploraremos en detalle las zonas del territorio colombiano que presentan un mayor riesgo de inundación ante la llegada de La Niña. Analizaremos los datos y estudios más recientes, así como las medidas de preparación y prevención que las autoridades están implementando para mitigar los efectos de este fenómeno climático.
La amenaza de las inundaciones en Colombia
Colombia es un país altamente vulnerable a las inundaciones, con una gran parte de su territorio propicio a este tipo de eventos naturales. Según datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), se han identificado 190.436 km2 en todo el territorio nacional que presentan condiciones favorables a la inundación, lo que representa el 16,7% del país.
Las regiones más susceptibles a las inundaciones son la Orinoquia, la Amazonia, el Caribe y el Pacífico, donde se concentra el 91,1% del área potencialmente inundable. Específicamente, los departamentos de Casanare, Vichada y Meta son los que cuentan con la mayor extensión de zonas propensas a las crecidas de ríos y desbordamientos.
Sin embargo, es importante destacar que, si bien estas regiones tienen una mayor superficie expuesta a inundaciones, no necesariamente son las más densamente pobladas. De hecho, según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), los departamentos con mayores pérdidas anuales esperadas por inundación son Antioquia, Bolívar, Santander, Magdalena y Boyacá, donde se concentran grandes asentamientos humanos.
Historial de inundaciones en Colombia
El impacto de las inundaciones en Colombia ha sido significativo a lo largo de los años. De acuerdo con el consolidado de atención de emergencias de la UNGRD y el Inventario Histórico Nacional de Desastres, entre el 15 de noviembre de 1914 y el 31 de diciembre de 2019, se han presentado 67.789 eventos en el país, de los cuales 20.085 han sido inundaciones, lo que equivale al 30% del total.
Durante ese período, el número total de personas damnificadas por inundaciones en Colombia asciende a 19.625.681, concentrándose el 36% de ellas en los departamentos de Bolívar, Chocó y Magdalena. Además, se han registrado 2.153 personas fallecidas por eventos de inundación, siendo los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca, Nariño y Chocó los más afectados.
Estos datos reflejan la magnitud del desafío que enfrentan las autoridades y las comunidades para hacer frente a las inundaciones, especialmente en aquellas zonas que han sido históricamente más vulnerables a este fenómeno.
Patrones de inundación durante episodios de La Niña
Para comprender mejor la dinámica de las inundaciones en Colombia, el Estudio Nacional del Agua, desarrollado por el IDEAM, ha analizado los patrones de inundación durante los episodios de La Niña registrados en 1988, 2000, 2011 y 2012.
Los mapas elaborados por el IDEAM muestran que, durante estos eventos, las regiones más afectadas han sido la Orinoquia, la Mojana, el Chocó, las áreas alrededor de la Ciénaga Grande, Nariño y Putumayo. Estas zonas han experimentado repetidamente inundaciones severas, lo que las convierte en focos de atención prioritarios para las estrategias de prevención y mitigación.
Comprender estos patrones históricos es fundamental para anticipar y prepararse adecuadamente ante la próxima llegada del fenómeno de La Niña, cuyo impacto podría ser aún más devastador si no se toman las medidas necesarias.
Importancia de los sistemas de alerta temprana
Según la UNGRD, la capacidad de predecir y prepararse para las inundaciones depende en gran medida de contar con sistemas de alerta temprana efectivos y del conocimiento del tipo de inundación que ocurre habitualmente en cada zona.
Sin embargo, entre 2018 y 2021, solo 37 municipios en todo el país desarrollaron estudios de amenaza por inundación. Esto evidencia una brecha importante en la implementación de estas herramientas de monitoreo y alerta, lo cual dificulta la toma de decisiones oportunas y la activación de los protocolos de respuesta.
Además, la UNGRD, la entidad encargada de la gestión del riesgo en Colombia, ha enfrentado un grave escándalo de corrupción, lo que ha debilitado aún más la capacidad del país para prepararse adecuadamente ante la llegada del fenómeno de La Niña.
El impacto de la variabilidad climática
Expertos en ciencias del agua y adaptación al cambio climático, como Diego Restrepo, señalan que las inundaciones se están viendo potenciadas por una mayor concentración de lluvias en períodos de tiempo más cortos, un fenómeno asociado a la variabilidad climática global.
Este patrón de precipitaciones intensas en espacios de tiempo reducidos puede desencadenar crecientes súbitas y avenidas torrenciales, que suelen ser mucho más letales que las inundaciones lentas. Estos eventos pueden provocar deslizamientos de tierra y otros desastres, especialmente en las regiones andinas, donde gran parte de la población colombiana está asentada.
Según el IDEAM, actualmente hay 669 municipios en alerta por posibles deslizamientos de tierra provocados por las lluvias, de los cuales 186 se encuentran en alerta roja, 323 en alerta naranja y 160 en alerta amarilla.
Debilidades en la gestión del riesgo
Pese a los esfuerzos y las herramientas disponibles, expertos como la profesora Sandra Vilardy de la Universidad de los Andes señalan que Colombia aún se encuentra lejos de entender y gestionar adecuadamente la variabilidad climática y sus efectos en un territorio tan diverso.
Vilardy afirma que muchos de los instrumentos y estudios desarrollados, como el realizado por el Instituto Humboldt y el Fondo de Adaptación (Colombia Anfibia), no han sido correctamente apropiados por las Corporaciones Autónomas Regionales y las entidades territoriales. Esto evidencia una deuda institucional en la implementación de medidas efectivas de prevención y mitigación de riesgos.
Además, la UNGRD, la entidad encargada de la gestión del riesgo, ha reconocido abiertamente que el país no está preparado para afrontar el fenómeno de La Niña, lo que agrava aún más la situación.
Recientes eventos de inundaciones
A pesar de los esfuerzos, las inundaciones siguen siendo una amenaza constante en Colombia. Tan solo esta semana, en Jamundí (Valle del Cauca), más de 300 familias se vieron afectadas por las fuertes lluvias, que provocaron el colapso de ríos, caños y el acueducto local.
Asimismo, en el centro del país, las precipitaciones intensas generaron un derrumbe en la calzada Bogotá-Girardot, dejando un motociclista herido y obligando al cierre de la vía sur.
Estos eventos recientes son solo pequeñas muestras de lo que se avecina, con unas lluvias que podrían inundar un país que, a pesar de ser naturalmente anfibio, aún se encuentra poco preparado para afrontar los desafíos que plantea el agua.
Estrategias de prevención y mitigación
Ante este panorama, es fundamental que las autoridades y las comunidades trabajen de manera coordinada para implementar estrategias efectivas de prevención y mitigación de riesgos por inundaciones.
Algunas de las acciones clave incluyen:
- Fortalecer los sistemas de alerta temprana en todos los municipios del país, con el fin de monitorear y predecir con mayor precisión los eventos de inundación.
- Realizar estudios de amenaza por inundación en las zonas más vulnerables, para identificar y priorizar las acciones de intervención.
- Mejorar la gestión y el mantenimiento de la infraestructura hídrica, como diques, canales y sistemas de drenaje, para aumentar la capacidad de respuesta ante eventos extremos.
- Implementar programas de educación y sensibilización comunitaria sobre los riesgos de inundación y las medidas de autoprotección.
- Promover la reforestación y la conservación de ecosistemas estratégicos, como humedales y bosques, que desempeñan un papel fundamental en la regulación del ciclo del agua.
- Fortalecer la coordinación interinstitucional y la asignación de recursos para la gestión integral del riesgo de desastres.
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