Salud

Síndrome del alcohólico fetal: los peligros de consumir licor durante el embarazo

Las consecuencias pueden ser neurológicas, físicas y sociales

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Todo lo que hace una madre durante su etapa de gestación, tiene una repercusión directa en el feto; esto va desde las actitudes, hasta las cosas que se comen, las tareas que se ejercen y los líquidos que se ingieren. El licor es sumamente perjudicial y las consecuencias de su ingesta durante el embarazo pueden ser irreversibles.

Con el consumo de bebidas alicoradas, por más pequeño que sea, las gestantes corren el riesgo de que su bebé comience a padecer el síndrome de alcohólico fetal, es decir, que el feto recibe toda la sustancia a través de la placenta y comienza a enfrentar los efectos secundarios que eso supone, pues interfiere en el flujo de oxígeno que llega a su cerebro en formación.

La Clínica Mayo indica que «la gravedad de los síntomas del síndrome alcohólico fetal varía, ya que algunos niños los padecen en un grado mucho mayor que otros. Los signos y síntomas del síndrome alcohólico fetal pueden comprender cualquier mezcla de defectos físicos, discapacidades intelectuales o cognitivas y problemas para desempeñarse y afrontar la vida diaria».

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Foto: Freepik

Consecuencias del consumo de licor en el feto

A nivel físico el feto podría presentar daños como la reducción del tamaño del cerebro, anomalías en los rasgos faciales, deformidad en dedos y extremidades, problemas cardíacos, óseos y renales, limitaciones en la vista y la audición y dificultades en el crecimiento.

Del mismo modo puede atravesar por daños neurológicos como la dificultad para razonar, la mala memoria, la poca posibilidad de coordinar palabras, los retrasos en el desarrollo, el déficit del aprendizaje y la desatención. También existe la probabilidad de que padezca cambios repentinos e inexplicables de humor, que se le haga imposible tener equilibrio y que sea nervioso e hiperactivo en sobremanera.

Los expertos señalan que el síndrome genera además problemas para establecer relaciones interpersonales, mala concentración, imposibilidad de adaptarse a cambios bruscos, deficiencia al momento de controlar los impulsos, conductas agresivas e incluso la impuntualidad, por cuenta de la falta de control del tiempo.

Si una persona consumió alcohol durante el embarazo, lo más recomendable es que se lo comunique a su pediatra para que este le haga una evaluación al niño. Es importante recordar que en cualquier caso y cualquier enfermedad, el diagnóstico temprano es la mejor manera de sobrellevar la situación.

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Víctor Castro Gutierrez

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