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¿Por qué se nos olvida qué íbamos a hacer? La ciencia detrás de nuestra memoria selectiva

Es un fenómeno fascinante que revela la capacidad del cerebro humano para priorizar y filtrar información

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¿Alguna vez has llegado a una habitación y olvidado por completo lo que ibas a hacer allí? ¿O has intentado recordar un nombre o una fecha importante, sin éxito? Estos son ejemplos clásicos de la memoria selectiva, un fenómeno que a menudo nos deja perplejos y frustrados. Pero, ¿qué es exactamente la memoria selectiva y cómo funciona?

La memoria selectiva, también conocida como “olvido de la intención”, es un proceso cognitivo en el que olvidamos temporalmente una intención o acción que teníamos prevista realizar.

Este fenómeno se produce cuando nuestro cerebro prioriza y filtra la información que considera más relevante en un momento dado, dejando de lado otros detalles que parecen menos importantes. El proceso funciona de la siguiente manera:

  1. Codificación: Cuando formamos una intención, nuestro cerebro la codifica y la almacena en la memoria a corto plazo.
  2. Atención: Al entrar en una nueva situación o ambiente, nuestra atención se centra en los estímulos más relevantes para la tarea que tenemos en mente.
  3. Olvido: Sin embargo, si nos distraemos o nos enfocamos en otras tareas, la intención original puede quedar relegada a un segundo plano y, eventualmente, olvidada.

Este proceso de filtrado y priorización de la información es una estrategia adaptativa de nuestro cerebro, que nos ayuda a funcionar de manera eficiente en un mundo lleno de estímulos y distracciones.

accidente cerebrovascular / cáncer cerebral / memoria selectiva
Foto: Freepik

Factores que influyen en la memoria selectiva

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  • Estrés y carga cognitiva: Cuando nos encontramos bajo estrés o tenemos que procesar mucha información al mismo tiempo, nuestra capacidad de atención y memoria a corto plazo se ve comprometida, lo que aumenta las probabilidades de que olvidemos lo que íbamos a hacer.
  • Familiaridad y novedad: Tendemos a recordar mejor las tareas o entornos familiares, mientras que los elementos nuevos o poco comunes pueden distraernos y hacernos olvidar nuestras intenciones originales.
  • Emociones: Las emociones, tanto positivas como negativas, pueden influir en nuestra capacidad de recordar o no lo que íbamos a hacer. Por ejemplo, la ansiedad o la emoción de una noticia inesperada pueden desviar nuestra atención.
  • Edad y deterioro cognitivo: A medida que envejecemos, nuestra memoria selectiva puede verse afectada por el declive natural de algunas funciones cognitivas, como la atención y la velocidad de procesamiento de la información.

¿Por qué olvidamos lo que íbamos a hacer?

  • Teoría de la interferencia: Cuando nos enfocamos en una nueva tarea o estímulo, la información anterior se ve interferida y se vuelve más difícil de recuperar.
  • Teoría de la desconexión: Al cambiar de entorno o de actividad, la conexión entre la intención original y el contexto en el que se formó se debilita, dificultando su recuperación.
  • Teoría de la sobrecarga cognitiva: Cuando tenemos demasiadas tareas o pensamientos en mente, nuestra capacidad de atención y memoria a corto plazo se ve sobrecargada, lo que puede provocar que olvidemos algunas intenciones.
  • Teoría del olvido estratégico: Nuestro cerebro podría estar “olvidando” intencionalmente algunas intenciones que considera menos relevantes, con el fin de mantener un funcionamiento cognitivo eficiente.
Mujer palméandose su frente, por haber olvidado algo. Tiene que mejorar su memoria. / Alzheimer / memoria selectiva
Imagen: Freepik

La influencia de la tecnología en la memoria selectiva

En la era digital, la tecnología ha tenido un impacto significativo en nuestra memoria selectiva. Dispositivos como teléfonos inteligentes, computadoras y tabletas han cambiado la forma en que procesamos y almacenamos información, lo que puede afectar nuestra capacidad de recordar lo que íbamos a hacer.

  • Dependencia de las aplicaciones y dispositivos: Confiamos cada vez más en aplicaciones y dispositivos para recordarnos tareas y eventos, lo que puede debilitar nuestra propia capacidad de recordar.
  • Sobrecarga de información: La abundancia de estímulos digitales y la facilidad de acceso a información pueden abrumar nuestra atención y dificultar el recuerdo de intenciones específicas.
  • Fragmentación de la atención: Cambiar constantemente entre diferentes aplicaciones y dispositivos puede fragmentar nuestra atención y dificultar el mantenimiento de intenciones a corto plazo.

Consejos para mejorar la memoria selectiva

  1. Crear rutinas y hábitos: Establecer rutinas y hábitos en nuestra vida diaria puede ayudarnos a asociar ciertas tareas con determinados entornos o momentos, facilitando su recuerdo.
  2. Utilizar ayudas visuales: Colocar notas, listas o recordatorios en lugares prominentes puede servir como señales externas que nos ayuden a recordar nuestras intenciones.
  3. Practicar la atención plena: Técnicas como la meditación y la atención plena pueden mejorar nuestra capacidad de concentración y reducir la distracción, lo que a su vez mejora nuestra memoria selectiva.
  4. Gestionar el estrés y la carga cognitiva: Aprender a manejar el estrés y a priorizar nuestras tareas puede ayudarnos a evitar la sobrecarga cognitiva y mantener una mejor memoria selectiva.
  5. Fomentar la actividad física y el sueño: El ejercicio regular y un sueño adecuado pueden mejorar la salud cerebral y, por lo tanto, contribuir a una mejor memoria selectiva.
salud mental / siesta meditar
Foto: Freepik

¿Cómo utilizar la memoria selectiva a nuestro favor?

Lejos de ser un problema, la memoria selectiva puede ser una herramienta poderosa si aprendemos a utilizarla adecuadamente. Algunas formas de aprovechar la memoria selectiva a nuestro favor incluyen:

  1. Priorizar tareas importantes: Enfocar nuestra atención y memoria en las tareas más relevantes y prioritarias puede ayudarnos a recordarlas con mayor facilidad.
  2. Crear recordatorios visuales: Utilizar notas, listas o señales visuales en nuestro entorno puede servir como anclas para recordar nuestras intenciones.
  3. Aprovechar la familiaridad: Aprovechar los entornos y rutinas familiares puede facilitar el recuerdo de tareas y objetivos que solemos realizar en esos contextos.
  4. Cultivar la atención plena: Practicar técnicas de atención plena y mindfulness puede mejorar nuestra capacidad de concentración y, por lo tanto, nuestra memoria selectiva.
  5. Gestionar el estrés y la carga cognitiva: Aprender a manejar el estrés y a priorizar nuestras tareas puede ayudarnos a evitar la sobrecarga y mantener una mejor memoria selectiva.
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María Vargas Jimenez
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