¿Qué comer si se tiene un hígado graso?
El cuerpo almacena grasa para obtener energía y aislamiento en muchas zonas, incluido el hígado. Si el contenido de grasa del hígado es demasiado elevado, puede ser un signo de enfermedad del hígado graso. Los cambios en la dieta son la primera línea de tratamiento para esta enfermedad.
Existen dos tipos principales de enfermedad del hígado graso: la enfermedad del hígado graso relacionada con el alcohol y la enfermedad del hígado graso no relacionada con el alcohol. Las embarazadas también pueden desarrollar una forma de enfermedad del hígado graso conocida como hígado graso agudo del embarazo. Esta rara complicación puede producirse en el tercer trimestre o en el periodo postparto temprano. El hígado graso daña el hígado, impidiéndole eliminar las toxinas de la sangre y producir bilis para el sistema digestivo. Cuando el hígado no puede realizar estas tareas con eficacia, la persona corre el riesgo de desarrollar otros problemas en todo el organismo.
Los factores relacionados con el estilo de vida, como la dieta y el ejercicio, son fundamentales para controlar la esteatitis hepática. Una dieta equilibrada también puede ayudar a prevenir la desnutrición en las personas con esta enfermedad que han desarrollado cirrosis. Las investigaciones indican que hasta el 92% de las personas con cirrosis están desnutridas.
En este artículo, sugerimos varios alimentos que deben incluirse en una dieta para la enfermedad del hígado graso y otros alimentos que deben evitarse.
Alimentos y bebidas que ayudan a curar el hígado graso
Comer alimentos naturales y no procesados que contengan carbohidratos complejos, fibra y proteínas es un buen punto de partida. Pueden proporcionar energía duradera y hacer que te sientas lleno. Algunas personas optan por seguir dietas específicas, como la dieta mediterránea. Esta dieta es una opción especialmente buena para las personas que padecen la enfermedad, ya que reduce al mínimo los alimentos procesados, el azúcar añadido y las grasas saturadas. Dependiendo del tipo de enfermedad del hígado graso que tenga una persona, un nutricionista puede ayudar a crear un plan dietético personalizado que se adapte a sus gustos, síntomas y salud. Estos son algunos alimentos específicos que pueden ser especialmente útiles para las personas con hígado graso:
El ajo
El ajo es un alimento básico en muchas dietas, y puede ofrecer beneficios a las personas con enfermedad del hígado graso. Un estudio de 2016 en Advanced Biomedical Research descubrió que los suplementos de ajo en polvo parecían ayudar a reducir el peso y la grasa corporal en las personas con esta enfermedad.
Ácidos grasos omega-3
Una revisión de 2016 de las investigaciones actuales sugiere que el consumo de ácidos grasos omega-3 puede mejorar la grasa del hígado y los niveles de colesterol de las lipoproteínas de alta densidad en las personas con esta enfermedad.
Entre los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 se encuentran:
- salmón
- sardinas
- nueces
- linaza
Café
Tomar café es un ritual matutino para muchas personas. Sin embargo, puede ofrecer beneficios más allá de un impulso de energía para las personas con enfermedad de hígado graso.
Un estudio en animales de 2019 descubrió que el café descafeinado reducía el daño hepático y la inflamación en ratones alimentados con una dieta que contenía altos niveles de grasa, fructosa y colesterol. Otro estudio en ratones del mismo año mostró resultados similares. Los investigadores descubrieron que el café reducía la cantidad de grasa que se acumulaba en el hígado de los ratones y mejoraba el modo en que sus cuerpos metabolizaban la energía.
Brócoli
Comer una variedad de verduras enteras es útil para las personas con hígado graso, y el brócoli es una verdura que una persona con hígado graso debería considerar seriamente incluir en su dieta. Un estudio en animales de 2016 publicado en The Journal of Nutrition descubrió que el consumo a largo plazo de brócoli ayudó a prevenir la acumulación de grasa en hígados murinos. Los investigadores todavía tienen que realizar más estudios con humanos. Sin embargo, las primeras investigaciones sobre el efecto del consumo de brócoli en el desarrollo de la enfermedad del hígado graso parecen prometedoras.
Té verde
El uso del té con fines medicinales se remonta a miles de años atrás. El té verde aporta varios antioxidantes, como la catequina. Las investigaciones sugieren que estos antioxidantes pueden ayudar a mejorar los síntomas de la enfermedad del hígado graso.
Nueces
Aunque todos los frutos secos son una gran adición a cualquier plan de dieta, las nueces son particularmente ricas en ácidos grasos omega-3 y pueden tener beneficios para las personas con enfermedad del hígado graso. Aunque se necesita más investigación, un estudio de 2019 publicado en la revista Liver International descubrió que un mayor consumo de frutos secos se asociaba significativamente con menores tasas de NAFLD.
Proteínas de soja o de suero de leche
Una revisión de 2019 en la revista Nutrients descubrió que la soja y la proteína de suero reducían la acumulación de grasa en el hígado. Los resultados de un estudio publicado en la revista mostraron que la grasa del hígado disminuyó en un 20% en las mujeres obesas que comieron 60 gramos (g) de proteína de suero de leche cada día durante 4 semanas. La proteína de soja contiene unos antioxidantes llamados isoflavonas que ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina y a reducir la grasa en el cuerpo.
Alimentos y bebidas que deben evitarse
Añadir alimentos saludables a la dieta es una forma de controlar el hígado graso. Sin embargo, es igualmente importante que las personas que padecen esta enfermedad eviten o limiten la ingesta de algunos otros alimentos.
Azúcar y azúcares añadidos
Las personas con hígado graso deben evitar o limitar los azúcares añadidos. Estos pueden contribuir a elevar los niveles de azúcar en la sangre y aumentar la grasa en el hígado.
Los fabricantes suelen añadir azúcar a los dulces, los helados y las bebidas azucaradas, como los refrescos y las bebidas de frutas. Los azúcares añadidos también se encuentran en los alimentos envasados, en los productos de panadería e incluso en el café y el té comprados en las tiendas. Evitar otros azúcares, como la fructosa y el jarabe de maíz, también puede ayudar a minimizar la grasa en el hígado.
Alcohol
El consumo excesivo de alcohol es una de las causas más comunes de las enfermedades hepáticas agudas y crónicas. El alcohol afecta al hígado, contribuyendo a la formación de hígado graso y otras enfermedades, como la cirrosis. Una persona con hígado graso debe intentar reducir el consumo de alcohol o eliminarlo por completo de la dieta.
Cereales refinados
Los cereales procesados y refinados se encuentran en el pan blanco, la pasta blanca y el arroz blanco. Los productores eliminan la fibra de estos cereales altamente procesados, que pueden elevar los niveles de azúcar en sangre cuando el cuerpo los descompone. Un estudio de 2015 sobre 73 adultos con NAFLD descubrió que los que consumían menos granos refinados tenían un menor riesgo de síndrome metabólico, un grupo de factores de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrir varios problemas de salud. Las personas pueden sustituir los cereales refinados por papas, legumbres o alternativas de trigo y cereales integrales.
Alimentos fritos o salados
Un exceso de alimentos fritos o salados puede aumentar la ingesta de calorías y conducir a la obesidad, una causa común de la enfermedad del hígado graso.
Añadir especias y hierbas a una comida es una forma excelente de dar sabor a los alimentos sin añadir sal. También se suelen hornear o cocer al vapor los alimentos en lugar de freírlos.
Carne
Un artículo de una revista de 2019 señala que comer grasas saturadas aumenta la cantidad de grasa alrededor de los órganos, incluido el hígado. La carne de vacuno, de cerdo y la charcutería tienen un alto contenido en grasas saturadas. Una persona con hígado graso debe evitar estos alimentos en la medida de lo posible. Las carnes magras, el pescado, el tofu o el tempeh pueden sustituirlos. Sin embargo, el pescado salvaje y graso puede ser la mejor opción, ya que también aporta ácidos grasos omega-3.
Cambios en el estilo de vida
La aplicación de cambios en el estilo de vida puede ayudar a las personas con hígado graso a reducir y controlar sus síntomas.
Algunos ejemplos de cambios útiles son:
Ajustar la ingesta de calorías
Para las personas con enfermedad del hígado graso, la pérdida de peso es la estrategia más importante. Una disminución del 5% del peso corporal puede reducir la cantidad de grasa en el hígado de una persona. Una persona con HGNA suele necesitar comer entre 1.200 y 1.500 calorías al día o reducir su consumo diario entre 500 y 1.000 calorías para ver resultados. Esto depende de la masa corporal de la persona. Dado que la desnutrición es un problema para las personas con esteatosis, las investigaciones sugieren que la ingesta calórica óptima para las personas con esta enfermedad es de unas 2.000 calorías al día, incorporando entre 1,2 y 1,5 g de proteínas por kilogramo de peso corporal. Comer comidas más pequeñas y frecuentes a intervalos más cortos puede mejorar la absorción de los alimentos.
Ser físicamente activo
El ejercicio regular es importante para todos. Sin embargo, tiene beneficios adicionales para las personas con hígado graso en términos de control de los síntomas. Haz al menos 150-300 minutos de ejercicio aeróbico moderado o 75-150 minutos de ejercicio vigoroso a la semana.
Algunos consejos para ser más activo son:
- utilizar un puesto de trabajo de pie
- estiramientos cada mañana
- caminar en una cinta de correr
- subir las escaleras en lugar del ascensor
- jardinería
Todas estas son formas sencillas de aumentar los niveles de actividad a lo largo del día sin tener que dedicar tiempo a un entrenamiento completo.
¿Cuándo consultar al médico o al nutricionista?
Si la dieta y el ejercicio no tienen el efecto deseado sobre los síntomas del hígado graso, debe considerarse la posibilidad de consultar a un médico. El médico puede remitir a la persona a un nutricionista para que le ayude a elaborar un plan de alimentación. Actualmente no hay medicamentos aprobados para tratar el hígado graso, pero la dieta y el estilo de vida pueden mejorar significativamente la situación.
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