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Pareja pierde la vida en presunto ritual satánico

Habían construido un lugar de culto donde acudían a rezar diariamente

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Los hechos se registraron en la zona de Vinchhiya, ubicada en la India. Las autoridades competentes informaron que Hemubhai Makwana, un campesino de 38 años residente en la zona, y su esposa Hansaben, de 35 años, crearon un artefacto hecho en casa parecido a una guillotina. Se cree que utilizaron este objeto en algún momento comprendido entre la noche del sábado y la tarde del domingo durante un presunto ritual satánico.

“La pareja primero preparó un altar de fuego antes de poner sus cabezas debajo de un mecanismo similar a una guillotina sostenido por una cuerda”, contó el subinspector de Policía de Vinchiya, Indrajitsinh Jadeja, al diario local Hindustan Times. “Se cree que ellos mismos sacaron las hojas de la guillotina y las soltaron, de tal manera que sus cabezas cayeron, todo en un Havan Kund”, añadió.

Ahora bien, cuando se habla de un Havan Kund, se hace referencia a un rito característico de una faceta de la cultura hindú, en el cual las personas encienden una hoguera en el centro y realizan ofrendas, con la finalidad principal de agradar a una deidad o de alcanzar un objetivo específico.

dios hindú de la destrucción, Shiva

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Según Sky News, antes de realizar el ritual, la pareja dejó una nota cerca del sitio, en la que solicitaban a sus padres que se hicieran cargo de sus hijos de 12 y 13 años. De hecho, fueron los niños, quienes al volver a casa, descubrieron los cuerpos sin vida de sus padres.

De acuerdo con la nota, la pareja declaró que su fallecimiento fue resultado de un acto de suicidio y que no hubo ninguna otra persona implicada en el suceso. Los funcionarios indicaron que los hijos de la pareja fueron enviados a vivir con un tío materno.

El informe de las autoridades asegura que la pareja habría estado dedicando sus oraciones durante el último año al dios hindú de la destrucción, Shiva. Por lo que en su hogar, habían construido un lugar de culto donde acudían a rezar diariamente.

Daniela López González

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