Los beneficios de tener un perro en casa, según estudio
Un nuevo estudio canadiense ha investigado los efectos de la terapia con perros sobre el dolor, la ansiedad y el bienestar en un servicio de urgencias.
Los perros entienden el dolor, sienten nuestra tristeza, nos ayudan con los problemas cardíacos e incluso nos protegen del deterioro cognitivo. Ya no hay duda de que la compañía y el cariño de nuestras mascotas son beneficiosos para nuestra salud. Y un reciente estudio canadiense lo ha vuelto a demostrar.
Investigadores del Hospital Universitario Real de Canadá analizaron los efectos de la terapia canina en el servicio de urgencias. En primer lugar, pidieron a los pacientes de la sala de urgencias que autoevaluaran su ansiedad, dolor y bienestar, y que registraran su ritmo cardíaco.
Y sólo diez minutos de terapia canina -que consiste en un intercambio con un adiestrador y un momento de cariño con el animal- fueron suficientes para calmar a los pacientes. Al mismo tiempo, los investigadores presentaron el mismo cuestionario a los pacientes que no recibieron esta terapia. Y encontraron diferencias con los pacientes que habían conocido al perro.
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Los primeros perros de terapia llegaron al Hospital Universitario Real en 2016, inicialmente para distraer a los pacientes de los largos tiempos de espera. En este estudio, unos 100 pacientes fueron visitados por estos perros de terapia durante un promedio de diez minutos. Luego autoevaluaron la intensidad de su dolor, su ansiedad y su bienestar en una escala del 1 al 10, antes y después de la terapia con perros.
Un efecto beneficioso pero débil sobre el dolor
Aunque todos los participantes notaron dolor al llegar a la sala de urgencias y no recibieron analgésicos a su llegada, los del grupo tratado con el perro de terapia calificaron su dolor como significativamente menor tras el paso del animal. El perro de terapia puede distraer de los síntomas o activar una respuesta neurológica u hormonal para controlar mejor el dolor.
La intervención de los perros de terapia también tuvo un impacto en la ansiedad y los síntomas depresivos de los pacientes, así como en su bienestar general. Sin embargo, los científicos no observaron ningún cambio en la presión arterial ni en la frecuencia cardíaca.
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