La falta de sueño aumenta los antojos de alimentos grasos y dulces
La falta de sueño genera diversas consecuencias para el organismo, entre ellas, el aumento de antojos de alimentos grasos y dulces, ricos en calorías.
De acuerdo a lo que reveló un reciente estudio, esta relación de la falta de sueño y los antojos de alimentos grasos y dulces, se debe a la activación del sistema endocannabinoide. Es el mismo efecto de hambre que se relaciona con el consumo de cannabis.
Varios estudios demostraron claramente que las personas que carecen de sueño muestran cambios en sus conductas alimentarias. Estas incluyen una mayor atracción por los alimentos con alto contenido de azúcar y grasa.
Dicho aumento de la ingesta calórica es preocupante cuando se produce de forma crónica. Este se asocia con un mayor riesgo de muchos trastornos metabólicos, como la obesidad, el síndrome metabólico (hipertensión, sobrepeso y dislipidemia) y la diabetes de tipo 2.
Dado que aproximadamente la mitad de la población duerme de forma inadecuada (menos de 7 horas por noche) y/o tiene una mala calidad de sueño, es muy probable que este fenómeno contribuya a la elevada incidencia del sobrepeso en la población. Así como a muchas enfermedades asociadas al exceso de grasa.
Dormir poco: los mismos efectos del cannabis en el hambre
El sistema endocannabinoide es un excelente candidato para explicar estos efectos de la privación del sueño en el consumo excesivo de calorías.
El sistema endocannabinoide es conocido sobre todo por su función de mediación de los efectos sicotrópicos de la cannabis; la interacción específica de los principales constituyentes de la cannabis (cannabidiol y Δ9-tetrahidrocannabinol) con ciertos receptores presentes de manera natural en el cerebro son los responsable de la euforia asociada al uso de esta droga.
Sin embargo, el papel biológico del sistema endocannabinoide va mucho más allá de su implicación en estos efectos psicoactivos. Se trata más bien de un mecanismo fisiológico básico que apareció muy pronto en la evolución de la vida (hace unos 400 millones de años). Su función principal es controlar el metabolismo; en particular todo lo relacionado con el consumo de alimentos (estimulación del apetito) y el almacenamiento de calorías.
Esta importante función de los endocannabinoides en el control del apetito explica también la asociación del consumo de cannabis con un aumento significativo del hambre. Esta propiedad también se utiliza con fines médicos para estimular el apetito en las personas afectadas por ciertas enfermedades (SIDA, cáncer).
Falta de sueño: más deseo y antojos de alimentos grasos y dulces
Para determinar la posible participación del sistema endocannabinoide en el aumento de la ingesta calórica de las personas con déficit de sueño, un equipo de investigadores sometió a 30 voluntarios a episodios de sueño normal (7-9 horas por noche) o reducido (4 horas por noche). Posteriormente examinó sus opciones de alimentación cuando se enfrentaron a un bufé que contenía una amplia variedad de alimentos.
Descubrieron que las personas que no dormían lo suficiente tenían niveles más altos de ciertos endocannabinoides como el 2-oleoylglicerol (2-OG) que los que habían dormido normalmente. Estos mostraron una clara preferencia por alimentos de alta densidad energética (más calorías por gramo) como rosquillas, galletas dulces y papas fritas.
Mayor sensibilidad a los olores de los alimentos
El examen de los participantes mediante resonancia magnética funcional sugiere que esta preferencia por alimentos de altamente calóricos se debe a cambios en las zonas del cerebro; interviniendo en el control de la ingesta de alimentos.
Los investigadores observaron que los cerebros de las personas con déficit de sueño muestran mayor actividad en la corteza piriforme, un área implicada en el olfato, muy rica en receptores para los endocannabinoides. La falta de sueño causaría entonces mayor receptividad de olores de comida; las personas que no duermen lo suficiente se verían más estimuladas (y tentadas) por la presencia de alimentos.
Cabe señalar también que este aumento de la actividad olfativa se produce conjuntamente con una perturbación de la conectividad de la corteza piriforme con la ínsula, la zona del cerebro que regula la ingesta calórica. Las personas con altos niveles de cannabinoides tienen, menos control sobre las cantidades ingeridas, explicando así su atracción por los alimentos más grasos y dulces.
Dormir bien es esencial para la buena salud
Estas observaciones confirman que la privación de sueño perjudica nuestra interacción con el mundo exterior y el funcionamiento de nuestro metabolismo. Esto puede dar lugar a un consumo excesivo de calorías que, a la larga, promueve el sobrepeso y el desarrollo de enfermedades crónicas graves. Aunque el sueño no es muy popular en esta época, este estudio nos recuerda que este tiempo de inactividad es necesario para la salud.
Fuentes:
Bhutani S: Olfactory connectivity mediates sleep-dependent food choices in humans Life 2019; 8: e49053
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