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Así puede llegar a la isla más poblada del mundo: está en Colombia

Disfruta de la belleza y tranquilidad de este lugar único en Colombia

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La isla más poblada del mundo, Santa Cruz del Islote, se ha vuelto famosa por su peculiaridad. En tan solo 10.000 metros cuadrados, viven al menos 800 colombianos, lo que significa que cada uno tiene solo 10 metros cuadrados para vivir. Aunque pueda resultar sorprendente, esta isla ubicada en el archipiélago de San Bernardo, en el departamento de Bolívar, recibe anualmente cientos de turistas que desean conocer cómo es la vida en este curioso lugar.

Pertenece al departamento de Bolívar, pero está más cerca del departamento de Sucre. Aunque el territorio en sí no cuenta con muchas actividades, su singularidad atrae a turistas de todas partes del mundo.

Actividades turísticas en Santa Cruz del Islote

A pesar de su diminuto tamaño, no se queda atrás en cuanto a ofrecer a los visitantes experiencias únicas. Los habitantes de la isla han sabido aprovechar su popularidad y cobran una pequeña suma a los turistas para ofrecerles recorridos por la isla. Además, también se dedican a la venta de comida típica del Caribe, como las deliciosas arepas de huevo y otros fritos.

¿Cómo llegar a la isla más poblada del mundo?

Si deseas visitar esta isla tan peculiar, existen varias opciones para llegar. La forma más común es tomar una lancha desde distintos puntos, como Coveñas, Tolú, Berrugas o Cartagena. El viaje en lancha puede durar entre una y dos horas, dependiendo del lugar de salida. El costo del viaje varía según la temporada, pero generalmente oscila entre los $70.000 y $100.000.

Aunque la isla puede ser recorrida en apenas unas horas, aquellos que deseen pasar más tiempo en ella tienen la opción de hospedarse. A pesar de sus limitaciones, existen lugares donde los visitantes pueden pasar la noche y disfrutar de la tranquilidad de la isla. Además, los isleños han construido un acuario natural para atraer a más viajeros.

La vida en Santa Cruz del Islote

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A pesar de las condiciones y limitaciones, la mayoría de los habitantes viven conforme con lo que tienen. La comunidad ha aprendido a adaptarse a la vida en este pequeño territorio y se han convertido en un ejemplo de resiliencia. Aunque para muchos pueda parecer una situación difícil, los isleños encuentran en su hogar una gran comunidad y un lugar para llamar propio.

María Vargas Jimenez

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