Colombia

36 años después Colombia sigue viendo huellas de la masacre de El Tomate

El 30 de agosto de cada año en el municipio de Canalete se vuelve a sentir el dolor por la violencia desmedida que los azotó en la década de los 80

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El 30 de agosto de 1988, el corregimiento de El Tomate, en el municipio de Canalete, Córdoba, vivió uno de los episodios más trágicos de violencia en la historia reciente de Colombia. Esta masacre, que dejó una profunda huella en la comunidad, se enmarca dentro de un período de intensas confrontaciones en el país, caracterizado por el conflicto armado entre guerrillas, paramilitares y fuerzas del Estado.

El contexto del conflicto

Durante la década de 1980, Colombia atravesaba una fase particularmente violenta de su conflicto armado. La lucha entre grupos guerrilleros, como las FARC y el ELN, y las fuerzas paramilitares, con estrechos vínculos con el narcotráfico, estaba en su apogeo. El control territorial y la influencia de los actores armados eran motivo de constantes enfrentamientos, y las comunidades locales a menudo se encontraban atrapadas en el fuego cruzado.

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Foto: tomada de X.

En la mañana del 30 de agosto de 1988, paramilitares llegaron al corregimiento de El Tomate. En una operación de terror dirigida a sembrar el pánico y afirmar su control sobre la región, el grupo perpetró un ataque indiscriminado contra la población civil.

Los paramilitares entraron en el corregimiento con un objetivo claro: sembrar el terror y eliminar a quienes percibieran como opositores o amenazas a su dominio. La masacre resultó en el fallecimiento de 43 personas, incluyendo mujeres y niños. Los agresores también causaron destrucción significativa, incendiando viviendas y dejando una estela de devastación en la comunidad.

Lo que motivó la masacre

El ataque se enmarcó dentro de una estrategia más amplia de los paramilitares para consolidar su influencia en áreas clave del país. La región de Córdoba, rica en recursos y estratégicamente ubicada, era un objetivo crucial en la lucha por el control territorial.

Más allá de la pérdida trágica de vidas, la violencia dejó a muchas familias en una situación de vulnerabilidad extrema. El miedo y la desesperanza se apoderaron de la comunidad, que se vio forzada a enfrentar el duelo y el desplazamiento forzado.

Las secuelas de la masacre también se manifestaron en la estructura social y económica del corregimiento. La violencia y el desplazamiento forzado afectaron la cohesión comunitaria y la capacidad de recuperación de la región.

desplazamientos forzados
Foto: Defensoría del Pueblo

Investigaciones

Las investigaciones sobre la masacre de El Tomate han enfrentado numerosos desafíos. La violencia y la corrupción han complicado los esfuerzos por llevar a los responsables ante la justicia. Sin embargo, el caso ha sido objeto de atención por parte de organismos de derechos humanos y de justicia que buscan esclarecer los hechos y proporcionar reparación a las víctimas.

Víctor Castro Gutierrez
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