Elecciones en Uruguay: la izquierda vuelve a poder
Luis Lacalle Pou terminará su mandato y lo cederá a una ideología completamente opuesta a la suya
Yamandú Orsi, candidato de la coalición de izquierda Frente Amplio, ganó las elecciones presidenciales en Uruguay al obtener el 49,8% de los votos en el balotaje frente al oficialista Álvaro Delgado. Su victoria, impulsada por el respaldo del expresidente José “Pepe” Mujica, devuelve al Frente Amplio al gobierno tras tres períodos consecutivos fuera del poder.
Una infancia humilde y sus primeros desafíos
Orsi, de 57 años, creció en una zona rural de Uruguay en condiciones precarias: sin luz eléctrica y con un baño a la turca. Un episodio de su niñez refleja las carencias de su entorno: a los cuatro años, al ver una ambulancia por primera vez, se escondió asustado. El vehículo no era para él, sino para su padre, afectado por una hernia discal debido a su trabajo en el cultivo de uvas.
En 1972, la familia Orsi se trasladó a Canelones, donde regentaron un almacén. Este espacio, además de ser un negocio, se convirtió en un lugar de encuentro social que marcó la sensibilidad de Orsi frente a las desigualdades sociales. Durante su juventud, su interés por la danza folclórica coexistió con el despertar de su inclinación política hacia la izquierda, influenciado por el retorno de la democracia y figuras emblemáticas de la música popular uruguaya.
Formación y trayectoria política
Graduado como profesor de historia, Orsi alternó su labor docente en liceos públicos con el trabajo en el almacén familiar. Su vínculo con el Frente Amplio comenzó en los años 90, cuando se unió al Movimiento de Participación Popular (MPP), liderado por Mujica. En 2005, asumió su primer cargo político como secretario general de la Intendencia de Canelones. Posteriormente, fue electo intendente del departamento en dos periodos consecutivos (2015-2020 y 2020-2023), logrando altos índices de aprobación.
Un estilo pragmático y retos en el horizonte
Aunque Orsi se reconoce influenciado por el marxismo, enfatiza su enfoque pragmático en política, priorizando la negociación y la adaptabilidad. Durante su campaña, marcó diferencias con Mujica en términos de estilo, mostrando un discurso menos confrontativo. A nivel regional, ha mantenido una posición crítica hacia regímenes autoritarios, como el de Venezuela, y expresó afinidad con líderes progresistas como Luiz Inácio Lula da Silva y Gabriel Boric.
El nuevo mandatario enfrentará el desafío de impulsar el crecimiento económico y reducir la desigualdad, sin mayoría en la cámara de Diputados y bajo la presión de sectores sindicales y empresariales. Su experiencia como negociador, forjada desde sus inicios en política, será clave para liderar esta etapa de Uruguay.
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