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El caso de Pam Reynolds: médico le advirtió que debían “quitarle la vida” para revivirla

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En 1991, durante una gira de promoción de su último disco, Pam Reynolds, una cantautora estadounidense, olvidó cómo hablar, esto y unos intensos dolores de cabeza la llevaron donde un médico.

Luego de realizados los exámenes, el diagnóstico fue devastador: aneurisma en el tronco encefálico, con riesgo de un derrame cerebral en cualquier momento debido a la inmensidad de la inflamación.

El médico fue sincero y le dijo que sus posibilidades de sobrevivir eran escasas ya que el aneurisma era inaccesible y no era posible eliminarlo mediante cirugía, por lo que le recomendó al doctor Robert Spetzler, quien era  considerado uno de los principales neurocirujanos mundiales.

Spetzler utilizaba un procedimiento quirúrgico pionero y radical denominado “parada cardiaca hipodérmica”; para llevarlo a cabo, los cirujanos desinflaban el aneurisma y luego lo eliminaban sin temor a dañar el cerebro.

Pero realizar la operación implicaba serios riesgos para el paciente pues, para neutralizar el aneurisma, suponía tener que descender su temperatura del cuerpo a 10º C (para mantener bajos sus mecanismos metabólicos), parar su corazón y la respiración, extraer la sangre del cerebro y situar las ondas cerebrales en un punto muerto. Por ello, Spetzler le advirtió a Pam que antes de operarla estaría clínicamente muerta durante una hora antes de ser reanimada.

Cuando comenzó la intervención el doctor Spetzler hizo una incisión en el cráneo de Pam con una sierra especial para huesos; en ese preciso momento, a medida que el doctor iba haciendo el corte, Pam comenzó a experimentar el fenómeno conocido como Experiencia Cercana a la muerte (ECM).

Según la mujer, la primera cosa de la que fue consciente fue el fuerte crujido que producía la sierra mientras estaba siendo operada. “Mis ojos estaban vendados. Tenía los altavoces en mis oídos y había entrado en un estado de coma. Sin embargo, empecé a escuchar este desagradable sonido. No se cómo salté fuera de mi cuerpo para ver a qué se debía. Parecía estar situada encima del hombro del doctor Spetzler. Podía ver el instrumento que hacía aquel ruido tan horroroso…”, contaría después Pam.

La operación entró, entonces, en una de sus fases más delicadas. La temperatura del cuerpo de Pam siguió bajando y se produjo un paro cardíaco completo cuando se inyectó a su corazón cloruro potásico. Los censores mostraron que sin sangre la actividad cerebral de la mujer había cesado por completo; el corazón estaba detenido y no había signos de ondas cerebrales; Pam Reynolds estaba clínicamente muerta.

En ese momento Pam relató que se produjo una experiencia extrasensorial sublime; “Tuve la sensación de que me arrastraban, pero no contra mi voluntad. No me opuse porque quería marcharme. Fue como si me elevara en un ascensor a gran velocidad. Luego reconocí la voz de mi abuela fallecida. Escuché su voz llamándome, pero no era una voz procedente de las cuerdas vocales. Simplemente me miró y yo comprendí. A medida que distinguía a las personas, me daba cuenta de que estaban hechas de luz. Con aquellos a los que reconocí fue como si nunca hubiéramos estado separados. Había amor, cariño y protección. Sentí intensamente que había sido llevada a ese lugar para estar protegida. Me sentí divinamente…”.

Después de siete arduas horas de trabajo de cirugía el doctor Spetzler dio término a la intervención quirúrgica de Pam Reynolds, eliminando el mortal aneurisma y cerrando el cráneo, aunque se presentaron algunos contratiempos.

El monitor silencioso del corazón empezó a registrar actividad de fibrilación ventricular, un ritmo cardiaco letal que si no se corregía podía acarrear la muerte. En vista que el aneurisma se eliminó, los cirujanos decidieron entonces activar mecánicamente su arteria. Así lo hicieron, pero no hubo respuesta de la paciente. En ese momento Pam vio en su ECM cómo su tío la conducía de vuelta al túnel por donde había entrado y de esa forma pudo ver su cuerpo sin vida en la mesa de operaciones.

El increíble caso de Pam Reynolds sería recogido posteriormente en el libro del cardiólogo Michael Sabom titulado “Light and death” (1998) y es considerado en la actualidad una de las “pruebas científicas más sólidas de la supervivencia post-mortem de la conciencia”. Pam fallecería casi 20 años más tarde -el 22 de mayo del 2010- debido a una insuficiencia cardíaca, pero su experiencia cercana a la muerte ha sido considerada por algunos como una sorprendente evidencia de la supervivencia de la conciencia después del cese de los signos vitales y de una vida después de la muerte.

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María Vargas Jimenez
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