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Colombia: este es el pueblo que celebra la Navidad en febrero

Durante las celebraciones, los habitantes de Quinimayó van por las casas en romería bailando y cantando mientras van “en busca” del Niño Dios, representado por un muñeco de madera negro

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En Quinamayó, departamento del Valle del Cauca, celebran la Navidad en febrero con una procesión que incluye un muñeco de un Niño Dios negro.

Esta tradición, según los habitantes afrodescendientes, proviene de las épocas de la esclavitud, cuando a sus antepasados les prohibían celebrar la Navidad el 25 de diciembre. Por ello, tuvieron que elegir una fecha a mediados de febrero, concretamente el tercer sábado del mes, para conmemorarla.

Las celebraciones se llevan a cabo con teatralidad, disfraces de gran colorido, fuegos artificiales, música y danza; “Las personas que nos esclavizaron celebraban en diciembre y a nosotros no se nos permitía tener ese día libre; pero nos dijeron que escogiéramos otro”, contó el coordinador del evento Holmes Larrahondo.

“En nuestra comunidad creemos que una mujer debe hacer ayuno durante 45 días después de dar a luz, así que celebramos la Navidad no en diciembre sino en febrero, para que María pueda bailar con nosotros”, señala Larrahondo.

Balmores Viáfara, un profesor de 54 años, dijo al diario El Colombiano que, como resultado, el 24 de diciembre para él es “como cualquier otro día”, mientras que las Adoraciones del Niño Dios, como se conocen las celebraciones, son “una fiesta” en la que “los negros celebramos adorando a nuestro Dios, a nuestra manera”.

Durante las celebraciones, los habitantes de Quinimayó van por las casas en romería bailando y cantando mientras van “en busca” del Niño Dios; representado por un muñeco de madera negro. Esta figura es el eje de la celebración. Cuando lo encuentran, se lleva en procesión por las calles del pueblo por los lugareños, vestidos de ángeles y soldados, hasta llegar al pesebre. Una vez colocado, los bailarines interpretan un baile llamado ‘la fuga’, en el que imitan los pasos arrastrados de los esclavos encadenados.

Cuando acaba la festividad, el muñeco del Niño Dios es guardado en la casa de una de las aldeanas, donde permanece el resto del año.

María Vargas Jimenez
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