Alberto Fujimori: una era política que el Perú nunca olvidará
El expresidente falleció por cáncer a la edad de 86 años
Alberto Fujimori, expresidente de Perú, fue una figura que marcó la historia política del país con un legado complejo y polarizador. Nacido el 28 de julio de 1938 en Lima, Perú, Fujimori fue el primer presidente de origen japonés en América Latina. Su vida y obra política han dejado una huella significativa en Perú, generando tanto admiración como controversia.
Ascendió a la presidencia en 1990, en un contexto de crisis económica y violencia política. Representando al Cambio 90, un partido político de centro, Fujimori derrotó al entonces favorito Mario Vargas Llosa en las elecciones presidenciales.
Su llegada al poder fue vista por muchos como una promesa de cambio y estabilidad en medio de una economía en declive y una creciente insurgencia de grupos como Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Durante su presidencia, Fujimori implementó una serie de reformas económicas neoliberales que incluyeron la privatización de empresas estatales y la liberalización del comercio. Estas políticas llevaron a una estabilización de la economía peruana y un crecimiento sostenido, pero también generaron desigualdades y un alto costo social.
La lucha de Fujimori contra las guerrillas
Uno de los logros más destacados de su gobierno fue la lucha efectiva contra las guerrillas. Bajo su administración, las fuerzas armadas y policiales lograron reducir significativamente la actividad de Sendero Luminoso y el MRTA. Esta percepción de éxito en la seguridad fue un factor clave en su popularidad.
Sin embargo, su gobierno también se caracterizó por la consolidación de un régimen autoritario. Él implementó reformas constitucionales que le permitieron extender su mandato y controlar el poder judicial y legislativo, lo que fue ampliamente criticado por las organizaciones de derechos humanos y la comunidad internacional.
El segundo mandato de Fujimori (1995-2000) estuvo marcado por escándalos de corrupción y violaciones de derechos humanos. Su administración fue acusada de corrupción generalizada, incluyendo el uso de fondos públicos para la compra de apoyo político y la manipulación de contratos. En 2000, las revelaciones sobre prácticas corruptas llevaron a una crisis política que culminó con la renuncia de Fujimori y su huida a Japón.
Así las cosas, fue arrestado en Chile en 2005 y extraditado a Perú en 2007. En 2009, fue condenado a 25 años de prisión por violaciones de derechos humanos, incluyendo las masacres de Barrios Altos y La Cantuta, y por corrupción.
A pesar de estar en prisión, Fujimori continuó siendo una figura influyente en la política peruana a través de su hija Keiko Fujimori, quien se convirtió en una prominente figura política y candidata presidencial. En 2017, Fujimori recibió un indulto humanitario, que fue revocado en 2018 pero reestablecido en 2020. Su liberación generó nuevas controversias, incluyendo debates sobre la justicia y el perdón.
Fujimori falleció el 11 de septiembre de 2024 a los 86 años, después de una larga batalla contra el cáncer. Su deceso reavivó el debate sobre su legado, con seguidores lamentando la pérdida de un líder que consideran clave en la estabilidad de Perú, mientras que sus detractores recordaron los abusos y crímenes cometidos durante su mandato.
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