Hallaron laboratorios clandestinos donde experimentaban con drogadictos

De acuerdo con Víctor Clark, quien es el director del Centro Binacional de Derechos Humanos y profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de San Diego en California, las ciudades de Tijuana y Mexicali son las que presentan mayor consumo de fentanilo en México.

Según Clark, estas dos ciudades que limitan con los Estados Unidos se han convertido en un lugar ideal para que los carteles midan la cantidad adecuada de droga que una persona puede tolerar, lo que les permite reducir costos y aprovecharse del grave problema de adicción que existe en la zona fronteriza.

“Los carteles introdujeron el nuevo producto en el mercado local para generar una demanda”, asegura. Con el objetivo de aumentar la tolerancia al fentanilo, empezaron a mezclar la droga con otras sustancias como cocaína, metanfetamina, heroína y cristal, para finalmente distribuirla. “Han creado un mercado local de personas que ya consumen directamente el fentanilo”, asegura Clark.

Las bandas delictivas realizan pruebas en seres humanos

Hace algunas semanas, se emitió un informe por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos, en el cual se indicaba que las bandas delictivas realizan pruebas en seres humanos para evaluar la efectividad de las sustancias que comercializan. “El cartel está tratando de producir el fentanilo más potente y venderlo en EE. UU. al precio más bajo”, señalaban los estadounidenses.

Durante pocos años, el fentanilo pasó de ser una droga desconocida a convertirse en un tema de discusión que ha tensado las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. Esta nueva droga sintética es más fuerte, económica y difícil de detectar, lo que la hace un negocio muy lucrativo que genera miles de millones de dólares, pero a su vez, es responsable de una grave crisis de salud pública que acaba con la vida de decenas de miles de ciudadanos estadounidenses cada año, según datos oficiales.