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En este país se pueden casar con personas fallecidas

Esta sorprendente tradición empezó durante la 'Crisis de Mayo'

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Existen diversas formas en las que las diferentes culturas alrededor del mundo celebran la unión de dos personas en matrimonio. Sin embargo, en un país específico se lleva a cabo un tipo de matrimonio peculiar que involucra a personas fallecidas. Aunque este proceso solo puede ser llevado a cabo si se puede demostrar que la pareja tenía la intención de casarse antes de perder la vida.

El país donde es posible llevar a cabo esta práctica de casarse con un difunto es Francia, lo cual puede resultar sorprendente, y se estima que alrededor de 20 personas realizan este ritual anualmente en el país.

Esta sorprendente tradición empezó durante la ‘Crisis de Mayo’, cuando enviaban a los soldados a la guerra, donde perdían la vida sin antes haber contraído matrimonio con sus parejas. Uno de los casos más famosos se registró en 1959, cuando Irene Jodart pidió al gobierno francés permiso para casarse después de que su pareja, Andre Carpa, perdiera la vida. Luego de explicar su situación, se le concedió el permiso para un matrimonio post-mortem.

Esta unión está sujeta a condiciones previas

Después de presentar el caso, el líder de Francia, Charles Gaulle, se basó en el artículo 172 del Código Civil francés, el cual permite este tipo de unión sujeta a ciertas condiciones previas, tales como la necesidad de obtener el consentimiento de la familia del fallecido, cumplir con los requisitos legales y, por último, que el estado civil de la persona cambie de soltero a viudo.

«Hay mujeres que lo piden porque descubren que esperan un bebé después de la muerte de su pareja, pero eso no es suficiente», explicó una abogada parisina a El Confidencial.

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Otro de los casos más sonado fue el de Étienne Cardiles, quien perdió a su esposo, el policía Xavier Jugelé, en un ataque yihadista en los Campos Elíseos en abril. Cardiles se convirtió en el primer hombre en proponer matrimonio después del deceso de su pareja, una práctica que estaba reservada exclusivamente para las mujeres.

Daniela López González

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