Agua con gas: ¿Es realmente bueno consumirla?
Hay muchos mitos al rededor de este producto, los cuales diversas investigaciones han desmentido
Hoy en día en el mercado circulan decenas de marcas y tamaños de agua embotellada y muchas de ellas vienen gasificadas. Para algunos de los consumidores estas últimas son de las preferidas, ya que gracias a la cantidad de C02 que se le añade bajo presión, existe la sensación burbujeante y esta resulta muy parecida a cuando se toma una gaseosa saborizada.
Sin embargo, aunque la sensación que se tiene en el paladar y cuando pasa por la garganta se parece, el agua con gas es totalmente diferente porque para empezar, resulta saludable; no tiene azúcares añadidos, cafeína y demás elementos que a largo plazo causan daños en el organismo.
Es importante destacar que el agua con gas puede ser bicarbonatada, cálcica, sulfatada, sódica, magnésica o clorurada, pero todas tienen un mismo elemento como base, que es el ácido carbónico disuelto, encargado de generar las burbujas.
Beneficios del agua con gas
Las investigaciones que se han hecho a partir de la ingesta masiva de este producto, dan cuenta de que el agua gasificada ayuda a retener el calcio que aportan al cuerpo los diversos alimentos que se consumen a diario; a diferencia de las bebidas azucaradas, esta no contiene calorías; además por el gas que la compone da la sensación de saciedad y con ello disminuye la necesidad de comer muchas veces al día.
Expertos en la materia afirman que favorece a la digestión pues sus gases aceleran la secreción de los jugos gástricos, que es muy buena para que el cuerpo reduzca los niveles de colesterol y protege el organismo de las peligrosa hipertensión arterial.
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Pero OJO, pese a los beneficios explicados antes, no se recomienda sustituir el agua natural común por el agua con gas, es decir, debes equilibrar el consumo entre las dos, porque la natural siempre será mucho más positiva para el cuerpo, por mas que ambas cumplan con la función hidratante.
¿Causa erosión en los dientes?
Existen muchos mitos al rededor de esta tipo de agua, se dice que el gas que contiene puede dañar el esmalte de los dientes, tal y como lo hacen las bebidas gaseosas azucaradas, pero esto no ocurre porque como explicamos anteriormente, el agua con gas es saludable, no contiene endulzantes ni ácidos. La única forma de genere un tipo de daño a largo plazo en la dentadura, es que su ingesta sea en exceso, de muchos litros al día.
La revista Journal of Oral Rehabilitation, publicó el resumen de los resultados de una investigación que se hizo sobre la relación entre la erosión dental y el agua con gas y los refrescos, a fin de determinar el nivel de incidencia que podrían o no tener.
Los investigadores concluyeron que «la desgasificación de un agua mineral con gas redujo su disolución, pero los niveles totales aún eran relativamente bajos, lo que sugiere que la carbonatación de las bebidas puede no ser un factor importante per se con respecto al potencial erosivo».
El mito del sistema óseo
Otra efecto negativo que se le ha atribuido al agua con gas, es que supuestamente puede causar daños en el sistema óseo, es decir, en los huesos. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Cambridge, dice que «el consumo diario de un litro de agua mineral carbonatada rica en Na durante 8 semanas no afecta la remodelación ósea en mujeres posmenopáusicas sanas».
La fuente explica que para llegar a tal conclusión, se en esas ocho semana «las mujeres (de su muestra) bebieron un litro de agua mineral de control diariamente y un litro de agua mineral carbonatada, rica en Na, HCO diariamente».
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