El caso Jessica Allen y su increíble resultado por un vientre en alquiler
La mujer enfrentó una persecución y problemas legales, pese a que cumplió su compromiso
Jessica Allen es el nombre de una mujer de 37 años que vivió una pesadilla pese a que cumplió con su responsabilidad al poner su vientre en alquiler. Todo ocurrió a mediados del año 2016 en California-Estados Unidos, pero hasta la fecha aún se habla del caso por lo impactante que resultó.
La historia comienza cuando ella y su esposo se pusieron a disposición de un pareja asiática que no podía gestar por vías naturales. Allen hizo el procedimiento médico y le implantaron el embrión.
Todo marchaba de manera regular; los estadounidenses recibián pagos mensuales por 5 mil dólares y eso les sirvió para comprar una casa nueva; y seguir edificando su hogar con dos hijos biológicos que ya tenían.
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Jessica Allen gestó dos bebés
Haciendo una ecografía de rutina el ginecólogo a cargo determinó que la madre sustituta no gestó uno, sino dos bebés en su vientre; lo que prendió las alarmas porque el procedimiento científico de fecundación se hizo solo para un feto.
Sin embargo, tal parece que decidieron no darle tanta importancia y pensar que era una novedad de la ciencia. El problema llegó cuando los bebés nacieron y fue evidente que no había similitud entre ellos.
A Jessica, por protocolos de un vientre en alquiler, no le dejaron ver a los niños sino que los entregaron a la madre legal; quien ya estaba al tanto de que se trataba de dos y se hizo la idea de que serían gemelos.
Pero la realidad es que uno tenía rasgos asiáticos (lógico por la esperma de su padre), y el otro era afrodescendiente. La pareja al cabo de unas semanas le hizo el reclamo a Allen y la señaló de haber hecho algo irregular, algo que luego se convirtió en una demanda millonaria.
¿Qué pasó realmente?
La investigación reveló que lo sucedido fue un caso con pocos antecedentes, realmente una excepción de la biología. Después de que Jessica Allen entró en período de gestación, se supone que por razones biológicas su ovulación debía quedar en pausa durante nueve meses.
Pero no fue así, razón por la cual cuando ella y su esposo tuvieron relaciones sexuales en el tiempo reglamentado por el médico; fecundó nuevamente. Es decir, se embarazó estando embarazada, un fenómeno conocido como «Superfetación».
El niño afrodescendiente era su hijo biológico y no pudo recuperarlo sino hasta tres meses después, cuando logró sortear con éxito demandas y persecuciones. El niño fue entregado a una agencia de subrogación que se negaba a entregárselo y quería darlo en adopción.
«¡Fue desesperante! Primero el shock de enterarnos de la noche a la mañana de que teníamos un hijo y después, con todo el estrés que eso significa, empezar a lidiar con una cantidad de trabas y excusas que nos ponía la agencia para no entregárnoslo. ¡Fue terrible!», contó a medios estadounidenses.
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