“Inventando a Anna”: la historia real de una astuta estafadora, Anna Delvey
Recientemente, Netflix lanzó una miniserie; Inventando a Anna (Inventing Anna), esta, cuenta la sorprendente historia real de Anna Sorokin, quien se hizo pasar por una rica heredera alemana llamada Anna Delvey mientras vivía en Nueva York y se convirtió en una de las mayores estafadoras de la historia.
La serie se basa en un artículo de la New York Magazine escrito por Jessica Pressler, lleva por nombre How Anna Delvey Tricked New York’s Party People (Cómo engañó Anna Delvey a la alta sociedad neoyorquina).
Narra la historia de una periodista que pasa por una crisis laboral y decide investigar el caso de Anna Delvey; una personalidad de Instagram y supuesta heredera alemana que primero se mezcla en la alta sociedad neoyorquina y luego termina robándoles su dinero.
A la espera del juicio, la periodista forma un extraño lazo de amor y odio con la acusada, mientras trabaja contra reloj para responder la pregunta clave: ¿quién es Anna Delvey?
¿Quién es realmente Anna Delvey?
Su nombre real es Anna Sorokin, nació en 1991 en Rusia, pero en 2007 al cumplir 16 años, se mudó con su familia a Alemania. Al terminar la escuela, realizó unas prácticas en una revista de modas en Francia, allí empezó a probar diferentes versiones sobre su origen.
En 2011 se mudó a Londres para ingresar a la universidad Central Saint Martins, pero dejó los estudios y regresó a Alemania.
Luego se mudó a París para comenzar una pasantía en la revista de moda francesa ‘Purple’ y fue en esa ciudad donde empezó a utilizar el apellido ‘Delvey’.
Se mudó a Nueva York, en Estados Unidos, en el año 2013, donde fingió ser una millonaria heredera alemana. Sin embargo, en 2017 autoridades comenzaron a investigarla por casos de fraude bancario.
Sorokin en realidad proviene de una familia humilde en la que su padre trabajaba como camionero, mientras que su madre era dueña de una tienda de conveniencia antes de ser ama de casa.
En Nueva York, Sorokin intentó presentar su idea de una fundación a potenciales inversionistas adinerados. La cual consistía en un club privado de miembros y una fundación de arte que implicaba la renta de un edificio histórico en Manhattan para convertirlo en un salón de eventos de usos múltiples y un estudio de arte.
Al no conseguir que invirtieran en su proyecto, la joven empezó a crear estados de cuenta bancarios falsos para demostrar que podía acceder a unos 60 millones de euros almacenados en cuentas bancarias suizas.
Aunque presentó los documentos para solicitar los préstamos, luego los retiró para evitar investigaciones ante discrepancias en su papeleo.
Anna también se relacionó e hizo amiga de personas de la alta sociedad a quienes les pedía que pagaran hoteles, vuelos y lujosas comidas con la promesa de que les pagaría el dinero.
Anna Delvey acumuló grandes deudas en hoteles reconocidos, los cuales presentaron cargos contra ella por robo de servicios.
En 2017, se le detuvo en una operación encubierta y en un juicio en 2019 se le declaró culpable de ocho cargos; incluido un robo mayor en segundo grado, así como robo de servicios.
Fue sentenciada a entre cuatro y doce años en la cárcel estatal de Rikers Island. Recibió una multa de 24 mil dólares y se le ordenó pagar una restitución de alrededor de 199 mil dólares.
Cumplió con los primeros años de condena, pero fue puesta en libertad por buena conducta en 2021. Actualmente espera ser deportada a Alemania.
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