¿Alguna información? ¿Necesitas contactar al equipo editorial? Envía tus correos electrónicos a [email protected] o ve a nuestro formulario.
Colombia

¿Quién fue Carlos Pizarro en Colombia?

Suscribite a nuestro canal para recibir toda la información

Carlos Pizarro Leongómez fue una figura icónica en la historia reciente de Colombia, cuyo legado sigue resonando hasta el día de hoy. Nacido en una familia acomodada de Cartagena, Pizarro se rebeló contra sus orígenes conservadores y se unió al movimiento guerrillero M-19, convirtiéndose en uno de sus líderes más prominentes. Sin embargo, su trayectoria dio un giro radical cuando, tras la desmovilización del M-19, Pizarro se presentó como candidato presidencial, apostando por una vía pacífica para alcanzar sus objetivos políticos. Lamentablemente, su vida fue segada de manera trágica, pero su mensaje de reconciliación y su compromiso con la paz siguen inspirando a muchos colombianos.

Orígenes y formación política

Carlos Pizarro nació el 6 de junio de 1951 en Cartagena, en el seno de una familia acomodada y de tendencias conservadoras. Su padre, el almirante Juan Antonio Pizarro, y su madre, Margot Leongómez, le brindaron una crianza privilegiada. Sin embargo, a los 18 años, Pizarro se trasladó a Bogotá para iniciar sus estudios de Derecho en la Pontificia Universidad Javeriana.

Durante su paso por la universidad, Pizarro se involucró en movimientos estudiantiles de alto impacto, como la única huelga que se ha realizado en la Javeriana. Esta participación le valió su expulsión, lo que lo llevó a ingresar en la Universidad Nacional, donde también abandonó sus estudios para unirse a la insurgencia.

En 1972, a los 21 años, Pizarro se sumó a las filas de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO) y, poco después, se integró a las FARC-EP. Sin embargo, debido a diferencias ideológicas, decidió dejar esta organización y, junto a Jaime Bateman, Álvaro Fayad y otros, fundó el Movimiento 19 de abril (M-19) el 11 de septiembre de 1973.

Como miembro de este grupo armado, Pizarro participó en diversas acciones emblemáticas, como el robo de la espada de Simón Bolívar y el asalto a un depósito del Ejército, que le valieron su captura el 14 de septiembre de 1979.

Pizarro pasó tres años detenido, hasta que en 1982 fue juzgado por un Consejo Verbal de Guerra y posteriormente beneficiado por una ley de amnistía promulgada bajo el gobierno de Belisario Betancur. Esta ley también favoreció a otros presos condenados por rebelión.

Tras recobrar la libertad, Pizarro volvió a las filas del M-19, participando en diversos enfrentamientos con el Ejército, la Toma del Palacio de Justicia en 1985 y el secuestro del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado en 1988. Estos hechos condujeron a una negociación y a la posterior desmovilización del M-19, que convergió en la realización de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991.

La apuesta por la paz

Tras la desmovilización del M-19, Pizarro se presentó como candidato presidencial por la Alianza Democrática M-19, una opción que representaba la transición del grupo armado a la vía política. Su propuesta se basaba en la búsqueda de la paz y la reconciliación nacional, alejándose de la lucha armada.

En sus discursos, Pizarro enfatizaba la importancia de «dejar las armas» y apostar por la vida, condenando la violencia y la desmesura que esta conlleva. Su compromiso con la paz quedó plasmado en frases como «ofrecemos algo elemental, simple y sencillo: que la vida no sea asesinada en primavera».

Lamentablemente, el sueño de Pizarro por la paz se vio truncado cuando, el 26 de abril de 1990, en un vuelo a Barranquilla, fue asesinado por un sicario. Su muerte se convirtió en un duro golpe para el proceso de reconciliación y dejó a los colombianos con la incertidumbre de lo que hubiera podido ser su mandato presidencial.

Hasta el día de hoy, el caso del asesinato de Carlos Pizarro sigue envuelto en impunidad. Aunque los exjefes paramilitares Fidel y Carlos Castaño fueron condenados por el crimen, las únicas personas declaradas culpables han sido ellos mismos, quienes ya han fallecido.

El legado de Pizarro

A pesar de su trágico final, el legado de Carlos Pizarro sigue resonando en la sociedad colombiana. Su figura se ha convertido en un símbolo de la búsqueda de la paz y la reconciliación, representando una alternativa a la violencia armada.

Muchos lo recuerdan por su «extraordinaria habilidad para la palabra escrita y la oratoria», así como por su «poderosa argumentación» en los debates sobre democracia durante su juicio. Además, se lo describe como un «amante de la literatura» y una persona «inquieta por el misticismo».

Lee también: